Hay tradiciones que a lo largo del tiempo perduran… ¡y qué duren! Una vez entrado el otoño se acerca el último día de octubre (víspera de Todos los Santos) y es el momento de celebrar la castañada, tradición que en Catalunya se remonta al siglo XVIII y que también es conmemorada en otros lugares de España.

Antiguamente era una fiesta ritual funeraria y que según la tradición, los campaneros debían tocar toda la noche para recordar el rezo a los difuntos.

El frío acompaña al calor de la brasa que asa las castañas, al entorno del fuego, apareciendo en las calles las paradas de las castañeras. Junto a las castañas, se comen boniatos y panallets, acompañados con vino moscatel.

La fiesta se celebra después de la recogida, añadiendo aquí en Cataluña, la tradición de comer panallets, ésta todavía por determinar. Parece ser que es la evolución de antiguas comidas funerarias que se elaboraban después de la muerte de algún familiar. Otras teorías sugieren que la costumbre está ligada a la bendición de los panes que se depositaban como ofrenda en las tumbas como alimento de viaje al más allá. Estos panes más adelante se substituyeron por panallets que no se pasaban con el tiempo, aguantando mientras los difuntos hacían el camino hacia la eternidad.

El panalllet más famoso, el de piñones, está elaborado con huevo, azucar, almendras molidas y el ingrediente principal, los piñones, teniendo diferente variantes, una de ellas los “huesos de santo”.

Últimamente compartimos nuestra celebración con el halloween, más del estilo anglosajón, con disfraces al entorno de las brujas.

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Nizatour
Molins de Rei, 20 de octubre de 2021